martes, 16 de febrero de 2010

NOTA DE LA AUTORA.

Como la batalla contra la muerte, la batalla contra el amor está irremediablemente perdida. La chispa del amor aparece de todos modos, y quizás algún día aprenderemos a encontrar la suma belleza en ello. Mientras tanto, nos aventuramos a las innumerables fases de aquel extraño sentimiento, que en la niñez, la adolescencia, la juventud y la adultez, van destellando con sus innumerables sensaciones, sentimientos y compartimientos. Cada cual acordes a la evolución.

Por ello, he deseado expresar, lo que a mi respecta es la inteligibilidad del amor supremo, de una creatura frente a otro ser. Ser un tanto extraño, un tanto distinto, pero en una genuina complementariedad, casi hasta el punto de vital. Que se ensamblan en un destino en común. En la circulariedad del complemento donde la atracción es casi irreverente, se entretejen de misterio y profecía. La unidad de la dicha. Del destino y la vida misma.
Serena.